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Cómo las ciudades sostenibles están cambiando el mundo

Ciudades de todo el mundo están tomando medidas para mejorar la calidad del aire en las áreas metropolitanas. Y con razón: las poblaciones metropolitanas se ven muy afectadas por la contaminación atmosférica. Algunas ciudades han ido más allá para luchar por ciudades sostenibles. Desde centros urbanos libres de emisiones hasta tarifas de aparcamiento reducidas para vehículos eléctricos, pasando por autopistas para las abejas. Echemos un vistazo a tres de estas ciudades europeas: Oslo, Oxford y Barcelona.

Las ciudades están tomando la delantera en los objetivos de sostenibilidad, y con razón. La contaminación atmosférica es uno de los principales problemas de las zonas densamente pobladas. Según la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), la contaminación atmosférica reduce la esperanza media de vida en 3 años. En comparación, una investigación publicada recientemente por la misma ESC muestra que el tabaco reduce la esperanza media de vida en 2,2 años.

Muchas ciudades europeas han puesto en marcha iniciativas sorprendentes para ser más sostenibles. Por ejemplo, electrificar el transporte público, trabajar con empresas que permiten compartir coches (eléctricos), designar zonas de bajas emisiones y crear zonas verdes en la ciudad.

Oslo

Dato curioso: Oslo presume de ser la capital mundial del vehículo eléctrico, porque tiene el mayor número de VE per cápita. Y tiene un claro efecto en la calidad del aire. El Informe de Medio Ambiente de la ONU 2019 midió que la adaptación de los vehículos eléctricos en Oslo ha supuesto una reducción de CO2 del 35% desde 2012.

Para las ciudades que quieran seguir el ejemplo de Oslo es interesante fijarse en las diversas ventajas que la capital noruega ha puesto en marcha para los conductores de VE . En Oslo disfrutan de impuestos reducidos, acceso a carriles bus y taxi, gratuidad en las autopistas de peaje y aparcamiento municipal gratuito, por mencionar sólo algunas. Una estrategia interesante que está dando resultados.

Oslo no sólo se centra en la conducción eléctrica, también tiene un montón de iniciativas geniales y sostenibles. Un gremio de apicultores tuvo la idea de crear las llamadas autopistas de las abejas. Las abejas, como polinizadoras, desempeñan un papel esencial en distintos ecosistemas. Su número ha ido disminuyendo, sobre todo debido a la agricultura industrial, el monocultivo y el cambio climático. En pocas palabras, las abejas necesitan zonas para descansar y buscar alimento. Las hectáreas de monocultivo no permiten a las abejas encontrar esos lugares. La autopista de las abejas consiste en colmenas, tejados verdes y parques estratégicamente situados para que las abejas puedan encontrar alimento y zonas de descanso por toda la ciudad. Y no es sólo un pasatiempo para apicultores. La planificación urbana tiene en cuenta estas autopistas de las abejas. Las autopistas apícolas de Oslo han inspirado a otras ciudades, como Londres.

Oxford

Mientras tanto, Oxford aspira a tener la primera Zona de Emisión Cero (ZEZ) de Gran Bretaña. Uno de los puntos clave de esta propuesta es la introducción del pago para todos los coches ICE que entren en esta zona entre las 7 de la mañana y las 7 de la tarde. Empezando con una tasa introductoria de 10 libras y subiendo a 20 libras en 2025. Un paso más allá de las Zonas de Emisiones Ultra Bajas que ya existen en otras ciudades, como Londres. Oxford también aspira a ser la primera ciudad británica con autobuses totalmente eléctricos.

La sostenibilidad en Oxford adopta muchas formas. Han conseguido crear una instalación destinada a reducir el desperdicio de alimentos. Podría verse como una enorme máquina estomacal que "digiere" los residuos alimentarios y los convierte en abono y electricidad. Esta es la versión resumida.

Para quienes deseen saber más sobre su funcionamiento: una vez recogidos los residuos alimentarios (de empresas de catering, restaurantes y ayuntamientos), se trocean, se mezclan con los residuos líquidos y se pasteurizan en la "máquina estomacal". La masa pasteurizada se "digiere". Este proceso puede durar varios meses. Una parte se convierte en gas que puede quemarse para producir electricidad y otra se mezcla y se utiliza como abono. Parece una locura, pero así se reutilizan literalmente toneladas de alimentos que de otro modo se desperdiciarían.

Barcelona

Barcelona declaró la emergencia climática en enero de 2020. Con ello pretendían agilizar la toma de decisiones relativas a la normativa climática y actuar como si estuvieran en una situación de emergencia. Han instalado una zona protegida de bajas emisiones de más de 95 kilómetros cuadrados. La restricción está vigente durante las horas de oficina.

Además de dificultar y encarecer la entrada de los coches ICE en la ciudad, Barcelona también está transformando las azoteas en pequeñas zonas ajardinadas. No sólo se pretende beneficiar al medio ambiente, sino también ser un espacio seguro y social para que las personas con discapacidad puedan venir a aprender jardinería y estar en contacto con otras personas.

Estos ejemplos demuestran que las ciudades están liderando el camino hacia un futuro más ecológico. Estamos deseando que la innovación, la tecnología y los incentivos gubernamentales se unan para ayudar a crear ciudades más limpias.

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